A veces, no nos damos cuenta de cuanto pueden doler las palabras. Tanto que pueden desgarrar a la persona por dentro y a veces ese dolor es tan profundo que ni siquiera veinte perdones son suficientes para quitarlo.
Somos tan iguales pero a la vez tan diferentes...
Quizás es que no podemos estar juntos. Quizás es que no nos aguantamos, no nos soportamos, ni lo haremos. Quizás es que de algún modo todo esto es un castigo por haberme arriesgado a volver a intentarlo otra vez. Quizás es que nunca voy a poder ser feliz.
A veces me pregunto qué es lo que he hecho para que me pase todo esto. Supongo que la respuesta ya la sé...
Es lo que tanto, tanto me está costando.
Lucía.
Odio la palabra "destino". - Mawaru Penguindrum.
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